Incluso el arroyo más puro solo puede ser coloreado por la profundidad que llena; no por la longitud fija en un ojo. En otras palabras, es la calidad de vida y no la ‘línea de tiempo’ lo que realmente importa. Es un principio similar el que animó las búsquedas de Leonardo da Vinci, el celebrado polímata italiano y paradigma del prototipo del Hombre del Renacimiento. Las diversas empresas de Leonardo, como artista, inventor, escritor, científico y, lo que es más importante, un aprendiz insaciable, encarnan un deseo innato, más similar a una sed de disfrutar plenamente de la vida.

Da Vinci rara vez era visto sin un cuaderno de bocetos; requirió una considerable destreza para participar plenamente en la vida, una creencia que sugiero que uno debe asumir y perpetuar. El paso del tiempo, en el marco de la historia, solo ha vuelto sus ideas más pertinentes y consumadas.

Ver la Vida como un Gran Lienzo

Julian Bell, en su relato íntimo de la vida de da Vinci, lo representó como un mago de las ideas. Al imaginar la vida como un gran lienzo para tejer sueños y aspiraciones, Leonardo demostró nuestra capacidad para influir conscientemente en nuestro destino. Filosóficamente similar a pensadores como Albert Einstein y Aristóteles, él veía la sabiduría como una esfera donde se deben depositar nuestras aspiraciones, en lugar de una torre a la que ascender.

Nuestro potencial para explorar, expresar y evolucionar depende de nuestra voluntad de liberarnos de las limitaciones convencionales. Vivir correctamente, según da Vinci, implica una búsqueda persistente de conocimiento, sabiduría y autodesarrollo, muy similar a la creencia de Platón en la importancia del autoconocimiento.

La Curiosidad: El Motor Principal

De hecho, da Vinci encarnó el aprendizaje perpetuo, una creencia también profesada por pensadores modernos como Tim Ferriss y Maria Popova. Él defendió la curiosidad como el precursor de la innovación, instándonos a nutrir una sed insaciable por los misterios de la vida. Como Ferriss explica en su blog, la curiosidad por la cultura y la cognición a menudo puede ser un determinante más significativo del éxito que la educación convencional.

El fervor de da Vinci por la curiosidad se resume en una de sus citas perdurables:

«Estudia la ciencia del arte. Estudia el arte de la ciencia. Desarrolla tus sentidos, especialmente aprende a ver. Date cuenta de que todo está conectado con todo lo demás.»

Al igual que da Vinci, mentes brillantes como Steve Jobs, Paul Graham y Elon Musk atribuyen su éxito a una curiosidad incesante y la capacidad de ver conexiones ocultas.

Abrazar la Naturaleza como el Mentor Ideal

Da Vinci estudió la naturaleza religiosamente, incluso meticulosamente. Se podría argumentar que fue su primera y principal maestra. Persiguió la comprensión del mundo natural como un filósofo busca la verdad o un sacerdote la sabiduría divina. Un testimonio de las profundas palabras del legendario físico Albert Einstein, que se puede aprender todo sobre la física simplemente estudiando los patrones en la naturaleza.

Si bien el éxito y la fama son compañeros efímeros y a menudo volubles, el significado y la satisfacción son la sinfonía constante que subyace en una vida bien vivida, como lo ejemplifica Leonardo da Vinci. Entonces, toma la sabiduría de Leonardo en tu corazón: vive con pasión, abraza la curiosidad, aprende incesantemente y nunca dejes de pintar en el gran lienzo de la vida.